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A principios del siglo XVII se instaló la primera fuente en esta emblemática plaza que ahora recuperará el agua con el nuevo proyecto de remodelación.
Las catas arqueológicas han sacado a la luz la peana de la antigua fuente de agua que presidía la plaça de Baix, hasta que fue demolida a principios de los años 70 cuando se remodeló, cambiando su fisonomía hasta como la conoceos en la actualidad. El agua volverá a brotar en la emblemática plaza con el nuevo proyecto que se pondrá en marcha después de las próximas fiestas de Moros y Cristianos.
Tal y como ha explicado el concejal de Urbanismo, Fernando Portillo, será una fuente con tres chorros del tipo “escamoteable” para que se pueda compatibilizar su uso con las actividades que acoge este céntrico lugar. “Excepto en las últimas décadas, el agua ha sido un elemento tradicional en la plaza y con la nueva remodelación queremos que vuelva a ella”, ha indicado el edil.
Tal y como ha publicado en varios artículos periodísticos la Cronista Oficial de la Villa, M.ª Carmen Rico, en esta plaza siempre hubo una fuente y hay constancia de la existencia de cuatro distintas. La primera noticia es de principios del siglo XVII, concretamente de 1627 cuando se aprobó su construcción. Casi dos siglos después, concretamente en 1890, se sustituyó por otra debido al estado de deterioro, y en 1920 se instaló una empotrada en el muro de las gradas de la iglesia, que sustituyó a la que estaba situada en el centro de la plaza. Esta desapareció cuando se modificaron las gradas a finales de los cincuenta del siglo XX. Esta última fuente, de la que ahora ha aparecido la peana, estuvo en funcionamiento hasta principios de los años 70.