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El Grupo de Investigación en Restauración Arquitectónica de la Universidad de Alicante (GIRAUA-CICOP) que dirige el catedrático de Construcciones arquitectónicas Miguel Louis Cereceda, comenzó el 23 de julio pasado las obras de rehabilitación del acueducto de Aspe, en el tramo denominado “Acueducto de los Cinco Ojos”, el tramo más importante. Este es uno de los dos últimos trabajos de rehabilitación a los que GIRAUA-CICOP se ha presentado como Universidad de Alicante, licitando en concurso público y resultando ganadores de la obra. El segundo es el palacio de Rubalcava de Orihuela, obra mucho más importante y edificio de 1917. Miguel Louis detalla los aspectos más destacados de la reparación.
A mediados del mes de mayo la UA recibió la adjudicación de los dos trabajos. El ayuntamiento sacó a concurso en marzo de 2019 la dirección de las obras del acueducto de los cinco ojos. En septiembre de 2018 GIRAUA elaboró el proyecto básico y de ejecución del acueducto de los “Cinco Ojos” el más importante de los tramos que quedan en pie. En noviembre de 2017 les fue encargado un estudio de los materiales y la estructura del acueducto con el fin de averiguar cuál sería la mejor solución técnica para la posible intervención. Inicialmente, en diciembre de 2016 el grupo de investigación de Miguel Louis presentó el Plan Director del acueducto de Aspe, encargado por el Ayuntamiento de Aspe.
Si bien el tiempo de ejecución de la rehabilitación estaba previsto fuera de cuatro meses, comenzando en julio pasado, Miguel Louis aclara que el trabajo de rehabilitación “ha ido muy lento debido a los problemas de la riada de septiembre pasado, ya que no se podía acceder”. Así, les fue concedida prórroga, quedando la fecha de finalización fijada para primero de abril. En este sentido, confiesa que en los días de Navidad han avanzado bastante y ya están acabadas dos terceras partes de las obras. “La idea es que no quede absolutamente nuevo. Estamos recuperando la imagen que tenía del siglo XVIII, pero también incorporando materiales nuevos y respetando las intervenciones que se han hecho en los siglos XIX y XX”, ha precisado.
En este sentido, con el “abierto por obras” colgando aún, el Ayuntamiento de Aspe, interesado en la recuperación del patrimonio aspense ha organizado una visita al acueducto con los vecinos de la población para el próximo domingo 2 de febrero. Para ello fletará autobuses.
Antecedentes
La conducción de Aguas del Obispo Tormo desde Aspe hasta Elche responde a la continua carencia de aguas potables que padecía Elche. Desde fines del siglo XVII y a lo largo del siglo XVIII, el Consistorio ilicitano estudió la posibilidad de canalizar aguas dulces desde Aspe, llegando a elaborar hasta cuatro proyectos distintos para conducir aguas desde diferentes fuentes de Aspe. Señala Louis que “el pantano de Elche es de los más antiguos de Europa, porque había mucha necesidad de agua, pero su construcción se realizó sobre terreno de aguas salobres, por lo que se descubrió después que esa agua no servía”. El experto narra que se construyó después la acequia mayor de Elche y sucedió lo mismo, no sirviendo el agua que contenía. Así es como se construyó el acueducto de Aspe, para traer el agua del río Tarafa de Aspe. Esta sí, agua dulce. Corría el año 1783, en que el Ayuntamiento de Elche decidió canalizar aguas desde la Fuente de Barrenas, situada en el cauce del río Tarafa, bajo el auspicio y patrocinio del obispo de Orihuela don José Tormo, y con la aprobación del proyecto por parte del Real Consejo de Castilla. Se trata de una gran obra de ingeniería hidráulica, de cerca de 15 kilómetros, que conducía el agua hasta Elche. “A continuación, procedieron a hacer un conducto con piedra vaciada en forma de u, que es muy complicada de elaborar, y este se ha estado utilizando hasta el siglo XIX”, especifica Louis. Todavía se conservan numerosos tramos del canal y algunos de los acueductos que hubieron de construirse para salvar los desniveles e irregularidades del paraje de “Los Barrancos” que atraviesa dicha conducción, entre ellos el que es objeto de este proyecto.
El acueducto objeto del proyecto es el de mayor envergadura del conjunto de la red, denominado de Cinco Ojos por sus cinco arcos, tiene una longitud máxima de 50,15 metros y una altura de 18,17 metros. Consta de cuatro arcadas de ladrillo en su nivel superior y una en el inferior.
Soluciones
Para el Ayuntamiento de Aspe GIRAUA-CICOP ha elaborado cuatro actuaciones; primero, el Plan director; después, el estudio de los materiales y tratamientos posibles; a continuación, el proyecto del acueducto; y la obra actual. El acueducto no tiene uso ni se va a usar para aguas. El Ayuntamiento lo va a mantener únicamente como instalación de valor cultural y para interés del turismo. La zona donde está el acueducto es zona protegida, pero tiene mucho uso por visitantes.
La ejecución de la obra ocupó los meses de julio y agosto; tiempo que han trabajado con rociado de agua, tanto para los elementos como para las personas que están trabajando “porque es una zona donde no hay sombras”, afirma.
Los expertos han realizado el estudio de deformaciones estructurales “porque tiene un movimiento de una de las pilas hacia abajo” especifica el director del grupo. En este sentido, están procediendo a recuperar toda la fábrica de ladrillo, las partes dañadas de la fábrica de piedra y dejarlo en buenas condiciones. “Tiene algunas lesiones graves, aunque no es el que tiene más riesgo de caída”, afirma Louis.
GIRAUA-CICOP proyecta conservar al máximo la imagen actual del acueducto restaurando y reponiendo acabados existentes en la actualidad y aquellos que se han considerado necesarios para la correcta comprensión arquitectónica del acueducto.
El planteamiento es realizar todas aquellas actuaciones necesarias para evitar que se siga deteriorando el acueducto por efecto del agua ya provenga de filtraciones, de ascensión capilar o por escorrentías en la base de las fábricas.
Además, se proyecta consolidar aquellas partes tanto en elementos pétreos como de fábrica de ladrillo que se encuentren arenizadas e hidrofugar las zonas que puedan tener acumulación de aguas ocasionales, aplicando productos ensayados previamente.
“Básicamente la obra es de reforzar; hay que inyectar, hay muchas grietas porque hay mucho ladrillo que está descompuesto”. Louis explica que, cuando se levantó el acueducto, todas las fábricas de la zona se pusieron a fabricar ladrillo para este. Muchos ladrillos no están bien cocidos, pues si no se alcanza la temperatura de cocción precisa de la cerámica, lo que los profesionales llaman quinquerización, se deteriora. GIRAUA-CICOP los va a sustituir.
Los estudios previos realizados de petrología, con microscopía electrónica para caracterizar tanto las piedras como los ladrillos y los morteros, les han permitido conocer que se trata de una piedra negra, “una dolomía”, concreta el catedrático. “Tenemos localizada la zona de donde se sacó. Por suerte, hay poca que reponer. Esto nos sirve luego para ver los tratamientos de consolidación”, tratamientos que han ensayado en el laboratorio. “No se ve rastro de ellos. Esto es bueno, aunque pueda no parecerlo”. Louis da en la clave con qué son buenos materiales: “Los materiales tienen que funcionar como la piel del ser humano; que no te entre el agua pero que transpire”, ejemplifica.
Más detalles sobre este acueducto de los cinco ojos dan idea de su construcción y posteriores reformas. “El mortero original está hecho con cal y algunos revestimientos están hechos con yesos. Los yesos no aguantan bien la humedad. Le han puesto revestimiento de cemento y el cemento no transpira. La cal sí que transpira. Por eso nosotros usamos cal para los morteros”.
La próxima obra del grupo de investigación será el Palacio Rubalcava de Orihuela, de cuya adjudicación de la redacción del proyecto se notificaba a la UA el pasado 16 de mayo pero aún tardará en ejecutarse. Los expertos presentaron el proyecto básico en agosto pasado y el informe de deficiencias requerido estas Navidades pasadas.
Imágenes cedidas por Miguel Louis – Obras en enero 2020, detalles de rehabilitación.