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Con motivo del Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina, el Espai Cultural Escoles Velles acogió ayer por la tarde un cine forum organizado por las concejalías de Cooperación, Voluntariado, Sanidad e Igualdad y la Oficina Pangea para hablar de esta práctica que, pese a considerarse una violación de los derechos humanos, se sigue practicando en 30 países de tres continentes distintos. En la actualidad, más de 200 millones de niñas y mujeres han sufrido la mutilación genital femenina.
Bajo el nombre de ‘Erradicar la MGF: una aportación local para un reto global’ se desarrolló esta actividad, que contó con la participación de Aminata Souko, agente de Salud Base Comunitaria especializada en MGF de la Asociación Djo Aminata de Valencia, quien habló de su experiencia y del trabajo que llevan a cabo desde su asociación, y Sonia Pérez Torres, enfermera de Salud Pública, quien aportó su visión técnica sobre esta realidad. Así mismo, se proyectó el documental ‘The cut’, de Ernest J. Sorrentino y María Andrés, en el que se aborda la mutilación genital femenina en Kenia.
El acto contó con la asistencia de Teresa Revilla, directora de Salud Pública de la Marina Baixa; las concejalas alfasinas de Cooperación y Voluntariado, Isabel Muñoz; Igualdad y Participación Ciudadana, Rocío Guijarro, y Residentes y Oficina Pangea, Martine Mertens. También asistió el alumnado y profesorado de los ciclos formativos de Integración Social, Promoción de Igualdad de Género y Atención a la Dependencia del IES L’Arabí.
Cada año, más de 3 millones de niñas en todo el mundo corren el riesgo de ser mutiladas. De ahí la necesidad de poner el foco en esta práctica salvaje, que supone una grave violación de los derechos humanos, un acto de violencia contra las mujeres y niñas y una forma de desigualdad de género que atenta contra la salud.
L’Alfàs se ha sumado este año a la causa organizando un cine-forum de sensibilización e información, para dar a conocer la situación de las mujeres y niñas supervivientes de mutilación genital femenina no sólo en países de origen, sino también en la Comunidad Valenciana, visibilizando los daños que está práctica ancestral genera en ellas y dando a conocer el trabajo que se realiza desde instituciones y organizaciones.
