Tiempo de lectura aprox: 1 minutos, 26 segundos
El Museo de la Universidad de Alicante inaugura mañana miércoles 4 de marzo la exposición “Objetos que hablan de personas”, una muestra de Pablo Chacón que forma parte del programa diseñado por el Festival Internacional de Fotografía PhotoAlicante, con la colaboración del MUA, y permanecerá abierta al público hasta el 30 de abril.
El acto inaugural constará de dos partes. A las 18 horas el autor, Pablo Chacón, participará en una mesa redonda junto a Vicente Albero y Antonio Pedrosa, en la que abordarán los “Espacios de creación en la Fotografía documental”. Seguidamente, tendrá lugar la inauguración de la exposición, integrada por dos apartados: Autopsia y Colapso.
«El primer espacio, «Autopsia»», es un proyecto fotográfico que trata sobre la muerte. Documenta de manera sistemática accidentes de tráfico mortales ocurridos en carreteras españolas 24 horas después del suceso. El planteamiento consiste, primero, en reproducir fotográficamente el paisaje donde ha tenido lugar el accidente. Una vez allí, se recogen muestras, restos abandonados, fragmentos de objetos del siniestro para, en una segunda fase, fotografiarlos en estudio y así dotarlos de entidad propia. La dimensión emotiva del propio suceso se plasma a través de una tercera fase en la que se registran fotografías microscópicas de restos del accidente, porque así llega a lo esencial, a la célula, a la forma de vida más básica, al lugar donde empezó todo, al inicio de la vida. Y el círculo se cierra. Los objetos ni se crean ni se destruyen, se transforman. Primero tienen un significado para su propietario, el que sea, cuando el propietario muere se convierten en basura. Pablo Chacón los transforma en otra cosa al fotografiarlos: en una reflexión sobre lo efímero.
En el segundo espacio, “Colapso” el autor reflexiona sobre la muerte a través de objetos reales usados por personas para suicidarse. En España, el suicidio se ha convertido en la primera causa de muerte violenta o muerte no natural. Cada año intentan acabar con su vida 90.000 personas. Cada día lo consiguen nueve. Al ser un tema tabú, estas cifras duermen en un limbo. Sin embargo, cada vez más expertos proponen abordarlo sin tapujos para reducir el número de fallecidos, al contrario de lo que dice la teoría clásica: hablar del tema puede instigar a cometer más suicidios. La repetición de estos símbolos tiene un gran poder de sugerencia y es capaz de transmitir emociones muy contradictorias. Como una síntesis visual que exprime el poder evocador de los objetos, este inventario de la desesperación busca reflejar la cara más amarga de la condición humana.