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Efectivos del SAMUR logran recuperar de una parada a un ciclista en plena calle en el barrio de Albufereta en #Alicante (Foto: Mary Angeles Moreno).
Después de una reclusión casi absoluta de más de cuarenta días, los ciudadanos de Hegoalde podrán salir a la calle a practicar deporte al aire libre a partir de este sábado, 2 de mayo. De todas maneras, el confinamiento provocado por la pandemia de la COVID-19 ha cambiado las rutinas de muchos hogares y, antes de volver a hacer deporte, es importante para prevenir lesiones tener en cuenta las consecuencias de la inactividad física y de una hipotética relajación en nuestros hábitos alimenticios.
Precaución a la hora de retomar la actividad
Aún así, hay que tener calma en la vuelta a la actividad, y el ansia de resultados inmediatos no nos puede hacer sustituir de la noche a la mañana horas de hibernación en el sofá por un maratón a ritmo endiablado, ya que el aislamiento ha podido generar desentrenamiento: “A nivel físico, las principales consecuencias del confinamiento son las que suceden con el llamado efecto del desentrenamiento: pérdidas a nivel cardiovascular, muscular y metabólico”.
“Las personas que hayan mantenido cierto nivel de actividad física en casa conseguirán que las pérdidas sean menores; en cambio, en aquellas que no hayan realizado actividad física durante el confinamiento los efectos serían similares a los que suceden con el llamado síndrome metabólico: sobrepeso/obesidad (incremento en el porcentaje graso), concentraciones no saludables en ayunas de variables relacionadas con el metabolismo de la glucosa y lípidos, incremento de tensión arterial, capacidad disminuida de metabolización de ácidos grasos y glucosa, y descenso en la capacidad cardiorrespiratoria y/o funcional, marcado con pérdida de masa y fuerza muscular, que tiene afectación directa a nivel cerebral”, añaden los expertos.