• La situación empieza a desbordarse en los comedores sociales de la Provincia de Alicante al atender a personas que jamas habían necesitado pedir.

Aunque el Gobierno ha aprobado medidas de urgencia y ha facilitado los expedientes temporales de regulación de empleo (ERTE), algunas familias aún no han cobrado el importe correspondiente y no disponen de colchón suficiente para poder mantener el consumo diario de alimentos.

Es el caso de Jessica, quien vive sola con seis niños -hijos y sobrinos suyos- y que dejó de trabajar el 14 de marzo, tras decretarse el estado de alarma. «La verdad es que la cosa se ha puesto un poco mal. Estoy en un ERTE  pero aún no he cobrado nada«, asegura en declaraciones al Telediario.

La única comida que llega a su casa lo hace a través de voluntarios de la Fundación, que le proveen de alimentos esenciales como leche, patatas, legumbre, carne y otro tipo de proteínas.

Son más de cuarenta días sin trabajo para muchos. Los más afortunados, tiran de un ‘colchón’ de ahorros o de lo que sus familias o amigos les prestan para tirar para delante. El resto, aquellos que viven al día y que no cuentan con otro apoyo económico, han tenido que recurrir durante esta crisis sanitaria -algunos por primera vez en su vida- a Servicios Sociales, ONG’s o a la caridad. Estas, desbordadas, se han visto obligadas a sortear las medidas de confinamiento para poder continuar con su labor.