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viernes 29 marzo 2021

El Museo recibe la donación de un cuchillo de sílex hallado en una explotación agrícola de Las Virtudes

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 La pieza, de difícil datación, podría confirmar asentamientos humanos en la ribera de la laguna

El Museo de Villena ha recibido la donación de un cuchillo de sílex hallado de manera fortuita en una explotación agrícola cercana al Santuario de Las Virtudes, según se ha informado desde el Servicio Municipal de Arqueología y Patrimonio.

Esta pieza, de difícil datación, para el equipo técnico del Museo coinciden con las características de los utensilios propios de los asentamientos del Mesolítico de hace unos 9.000 años. Los especialistas municipales catalogan estas piezas como “lascas retocadas o simplemente cuchillos. Sin duda, el objeto podría representar una especie de cuchillo, aunque requerirá del estudio de las huellas presentes en sus aristas para poderlo determinar con exactitud”, explican desde el servicio de arqueología municipal, quienes llegan a la conclusión de que “fue obra de un tallista excepcional que fabricó un filo regular en el lado derecho con un sutil denticulado, mediante un retoque continuo. Mientras que, en el extremo contrario, reservó un dorso cortical”.

Asentamientos humanos

Este hallazgo, entregado al Museo por el vecino villenense Javier López Lorenzo, podría constatar la presencia de asentamientos humanos en las riberas de la laguna cercana a Las Virtudes, de hecho, el equipo técnico de arqueólogos municipales realizaron una inspección en la zona del hallazgo ya que en el terreno convergen los yacimientos del Arenal de la Virgen y el Pinar de Tarruella, espacio fue objeto de estudio por parte de José María Soler García en la década de 1960, y posteriormente, a partir de 2006, por los investigadores Javier Fernández López de Pablo y Magdalena Gómez Puche.

El paraje es especialmente valioso para la prehistoria villenense, ya que en esta ribera de la antigua laguna se asentaron diversos campamentos y poblados de grupos de cazadores recolectores de final del paleolítico y de los primeros agricultores peninsulares a lo largo de varios siglos. Tal afluencia humana no se explica si no fuera por el importante beneficio derivado de las aguas lagunares y manantiales que prodigaban la vida animal y vegetal.

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